Una conversación con Theo Jansen y su creación iterativa
“Si puedes ser un optimista irracional, entonces sigue adelante”
Como artista, el neerlandés Theo Jansen es un explorador de formas vitales, un naturalista cinético que conmociona con las criaturas que inventa. Domador de materias, energías y espacios abiertos, desde hace tres décadas sus “strandbeest” o bestias de la arena concitan la fascinación de miles, haciendo que su reconocimiento y admiración internacional solo haya ido en ascenso.
En el contexto de nuestro curso Laboratorio de Diseño, en Dilab lo invitamos a un conversatorio con alumnos sobre sus formas de pensar al momento de emprender un proceso creativo. Theo Jansen es un personaje muy requerido, qué impresión nos llevamos cuando encontramos en el correo su gentil respuesta, confirmando que conversaría con los estudiantes de Dilab UC en un encuentro virtual.
A continuación presentamos algunas de las preguntas que nuestros estudiantes plantearon a Theo Jansen luego de explorar su trabajo a través del documental AWESOME STRANDBEEST EVOLUTION 2019 (disponible en Youtube).
¿Cuál fue el inicio de tu proceso creativo?
Comencé probando en la playa con unas especies de esqueletos que debían juntar arena para construir dunas como protección contra el aumento del nivel del mar. Compré algunos tubos de PVC, jugué con ellos y luego observé tantas posibilidades allí que decidí pasar un año probando con los tubos. Y luego todo se me escapó de las manos, porque estoy hablando de hace treinta años y todavía sigo muy adicto a estos tubos. A veces no puedo dormir por la noche y trabajo todos los días, por ejemplo hoy estuve trabajando y armé cosas nuevas y sinceramente no funcionaron muy bien, pero a veces llega un momento en que algo tiene éxito y es sobre eso que luego construyo. Esto requiere mucho tiempo, es un proceso evolutivo real.
¿Cómo logras que tus bestias funcionen como quieres?
Al principio, en 1991, diseñé el sistema de piernas en la computadora Atari. Desde entonces ya no uso computador más que para enviar correos electrónicos y participar en encuentros por Zoom, como lo estamos haciendo ahora. Decidí trabajar únicamente con mis manos. Lo considero una forma de simular, porque cuando haces un dibujo con lápiz puedes anticipar y probar algunas funciones, como por ejemplo el funcionamiento del remolque. Sobre esto empiezo a construir en tubos y veo si esa tridimensionalidad proyectada se va cumpliendo.
Lo interesante es que, en lugar de una línea, tenemos un tubo y por lo tanto se pueden construir cosas en tres dimensiones. En una hora puedes hacer algo muy rápido con “zip ties”, que son unas cintas plásticas para amarre y así, en corto tiempo, me doy cuenta si lo creado no hace lo que yo quería hacer.
Pareciera ser que los tubos siempre quieren algo más de lo que yo quiero, siempre protestan contra mis ideas y parecen querer decirme algo. Por ejemplo, que debo ir al revés. Me obligan a dejar mis ideas y a seguir las ideas de los tubos, son ellos los que me dicen qué hacer.
Se avanza lento, se recorren caminos rizados y muy caprichosos que no puedo predecir, siempre es día a día. Por la mañana tengo una nueva idea que me parece ingeniosa, luego voy al estudio y mi idea ya no es tan ingeniosa como lo fue por la mañana. Por lo general, al final del día estoy bastante decepcionado de que no vuelva a funcionar. De alguna manera uno se acostumbra a las decepciones, pero entre ellas, a veces, vislumbro algo que me da esperanza y, basado en eso, muy lentamente avanzo con los desarrollos.
¿Cuánto tardas en estar en paz con los tubos y sentir que terminaste?
Nunca termino las bestias, es algo en evolución. Todos son prototipos, se podría decir. Durante el verano hago experimentos en la playa, hago pruebas, reparo, para finalmente muchas veces declarar al animal extinto. Algunos terminan yéndose al patio de huesos y ya no quiero trabajar más en ellos. Lo bueno es que adquiero sabiduría acerca de cómo se verá la próxima bestia, es un proceso de aprendizaje. Así que todos estos experimentos me enseñan cómo hacer bestias trenzadas, porque todavía no sé cómo hacer una.
¿Qué recomendación nos darías a los estudiantes de ingeniería?
Creo que para todos los estudiantes debería ser un muy buen ejercicio encontrar una buena proteína. Algo, lo que sea. Y que te restrinjas y dediques tiempo a jugar con este material o elemento. Y si juegas mucho tiempo con él, por ejemplo con unas simples bolsitas de té, ellas empezarán a hablarte, empezarán a aconsejarte qué hacer con ellas y luego te sorprenderás de lo creativo que puedes ser gracias a esas ideas.
Hay estudiantes que se preguntan si son lo suficientemente creativos o creativas para justificar la decisión que tomaron de estudiar y así satisfacer a sus padres o madres para dar la impresión de que están haciendo algo útil.
Entonces, mi primer consejo sería: no seas creativo, o más bien no trates de ser creativo, porque eso te obliga, te bloquea. Es como decirle a un comediante “¡hazme reír!” Es imposible, porque te bloquea si alguien espera de ti que hagas algo que tú no puedes hacer. De hecho, no se debe ser creativo, hay que saber dejar que las bolsitas de té sean las creativas y te muestren a dónde ir. No trates de hacer realidad una idea, juega, usa el material y el material te dirá qué hacer.
Lo otro es que aprendes si empiezas a trabajar. Por supuesto que la teoría es hermosa, pero para ser más sabio simplemente debes trabajar. Aconsejaría que comiences con proyectos de inmediato.
Para ver más de lo que Theo nos dijo en esta agradable entrevista, revisa el registro en youtube haciendo click abajo!